EL CORTE… INGLES
Me crucé contigo en las escaleras de los grandes almacenes, yo subía, tu bajabas, decidí darme la vuelta y seguirte en la distancia, ibas sola y te parabas en los distintos sitios como mariposeando, atraída bien por los colores, bien por los precios, no te importaba tu entorno, simplemente holgabas, mientras tú te parabas yo en la distancia imaginaba mi boca acariciando tu cuello, y salivando tu pequeña oreja, mientras tú me ofrecías tu larga cabellera estirando hacia atrás tu cuello con los ojos casi cerrados y mordiéndote los labios, preguntaste algo a la dependienta, fue la primera vez que vi tu boca abrirse y cerrarse a compás y al final tu sonrisa nació en tu cara, cambié de posición simulando estar interesado el algo que no fueras tú, desde el nuevo ángulo contemplé tu vientre y tus piernas frontalmente, te imaginé sin los pantalones vaqueros apretados y con una braguita pequeña que no minúscula, tal vez de color rojo nunca de color carne, son horribles, decidí llamar tu atención discretamente, simulé cuando estabas cerca viendo algunos zapatos e imaginándome tus pies desnudos que se me caía al suelo unos botines, ni me miraste, eran más interesantes unos interminables zapatos con unas estalactitas inmensas que acariciabas te sentaste de descalzaste, vi tu pie y me imaginé chupando tus dedos, mordiendo la planta jugueteando tus dedos y mi lengua, tras probarlos te asomaste a un espejo, por un momento pensé que me habías descubierto, estaba detrás completamente bobo, con los mismos botines de antes en mis manos, se acercó un dependiente con el clásico ¿puede ayudarle? Pensé… pues como no seas el hermano… no, está bien solo estaba mirando gracias… mirando pensando sudando sufriendo deseando babeando jadeando y aturdido, mientras te contemplabas en el espejo girando sobre tu cuello y clavado tus ojos en los zapatos, pensé se los compro, cuando se acerque a caja a pagarlos me acerco y la dijo, señorita tendría mucho gusto en regalarles los zapatos, ¿acepta el regalo’ ella, pondría una sonrisa de oreja a oreja y me diría ¿cómo no? Muchas gracias y eso ¿porqué? Pues porque es usted simplemente preciosa etc etc, la miré y vi como dejaba los zapatos en el mismo sitio que estaban, necesito pasar cerca y olerla, apenas la rocé, pero fue suficiente, sentí bajo el pantalón un cosquilleo y mordiéndome los labios puse rumbo sur tras un rodeo que sirvió para airearme un poco entre la ropa de deporte, puse de nuevo rumbo al objetivo en mi cabeza resonaba la canción de la película Tiburón iba directo a la presa y sería mía. Me miré en un espejo dándome el Ok respiré hondo, saqué a pasear mi blanca dentadura y al llegar a su altura pregunté con voz firme ¿por favor señorita me podría indicar dónde está librería?
A lo que contestó son 100 la hora
Me pregunto si existes o has existido
Si alguna vez la ropa retuvo tu inmortal imagen
Si la materia te volvió burbuja
Incandescendes labios, nariz helena
Alma de nube, sonrisa fresca
Andar descalzo entre perfumes de café caliente
Sábanas blancas
Y en un tiempo eterno de horas cristalizadas
Mermelada de adioses
Y besos peregrinos a medianoche
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