viernes, 23 de septiembre de 2011

MATEMATICAS


Matemáticas

Es posible que fuera un día de esos en los que el profesor de matracas se empeñaba en demostrar lo inexplicable con un… como queríamos demostrar o el día que quise presumir en los pasillos del  Insti de mi nuevo vaquero cuando pasaba ella cerca del despacho del jefe de estudios, o ayer cuando escuchaba el último discurso en el Congreso de los Diputados, el caso es que siempre hay algo difícil de comprender, difícil de predecir, difícil de explicar, es difícil verbalizar el líquido que emana de nuestra materia gris, sobre todo esos días pesados, esos días ambiguos, esos días en los que aún estando no estás, y como explicar el tiempo, los besos, un día que nace y que muere en apenas un suspiro o ese mismo día que dura una eternidad, o ese mundo cercano que no se entiende con el vecino o la mirada de un niño vacía, o una serie mil veces repetida en la televisión de plasma, como verbalizar tu cara, cuando la interrogo desde la plataforma del silencio, es necesario algunas veces para entendernos mejor simplificar y resulta que lo elevamos a n-1 y si aplicamos la fórmula de dejemos que el tiempo pase él lo cura todo, no, el tiempo no cura, el tiempo retuerce la herida y la supura sacando la tristeza, la melancolía echando sal al pus del abandono, la dificultad de las cosas se simplifican con compresión, palabras, dedicación sacrificio en una palabra, con amor, hay que quererse más o al menos hay que quererse porque es fundamental compartir con alguien tus problemas aunque no sea la persona adecuada, aunque no te oiga, aunque no le importe, o aunque le pilles en mal momento,  también se puede amar a alguien que no es persona, se pude amar a la madre naturaleza , y contarle nuestras cosas, algunas veces hasta resuelve nuestras dudas o al menos permite que entremos en ese estado medio onírico que llamamos reflexión, en definitiva un día de esos, paseaba por la playa y todo me parecía sumamente complejo como los números que se convierten en puentes o en casas como las fórmulas que hacen que la vida transcurra entre suspiros de deseos y caminos de ignorancias como los colores que se transforman en cuadros o como tu cuerpo que se trasforma en mi deseo.

El límite del tiempo
dividido por la mitad de tu sonrisa,
es igual al cuadrado de tu ausencia,
 y el resultado de tus besos,
es inversamente proporcional
al doble de tu mirada.

Si multiplicamos tu deseo
por la constante de tus días,
obtendremos un valor al que
restamos la indiferencia de los mundos.

Y el resultado exacto de tu vida,
es la suma de la raíz cuadrada
de tus hechos elevados a la máxima potencia.

La derivada del amor es incompleta.
 
Y la incógnita se resuelve con  un te quiero.

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