Matemáticas
Es posible que fuera un día de esos en los que el profesor de matracas se
empeñaba en demostrar lo inexplicable con un… como queríamos demostrar o el día
que quise presumir en los pasillos del
Insti de mi nuevo vaquero cuando pasaba ella cerca del despacho del jefe
de estudios, o ayer cuando escuchaba el último discurso en el Congreso de los
Diputados, el caso es que siempre hay algo difícil de comprender, difícil de
predecir, difícil de explicar, es difícil verbalizar el líquido que emana de
nuestra materia gris, sobre todo esos días pesados, esos días ambiguos, esos
días en los que aún estando no estás, y como explicar el tiempo, los besos, un
día que nace y que muere en apenas un suspiro o ese mismo día que dura una
eternidad, o ese mundo cercano que no se entiende con el vecino o la mirada de
un niño vacía, o una serie mil veces repetida en la televisión de plasma, como
verbalizar tu cara, cuando la interrogo desde la plataforma del silencio, es necesario
algunas veces para entendernos mejor simplificar y resulta que lo elevamos a
n-1 y si aplicamos la fórmula de dejemos que el tiempo pase él lo cura todo, no,
el tiempo no cura, el tiempo retuerce la herida y la supura sacando la
tristeza, la melancolía echando sal al pus del abandono, la dificultad de las
cosas se simplifican con compresión, palabras, dedicación sacrificio en una
palabra, con amor, hay que quererse más o al menos hay que quererse porque es
fundamental compartir con alguien tus problemas aunque no sea la persona
adecuada, aunque no te oiga, aunque no le importe, o aunque le pilles en mal
momento, también se puede amar a alguien
que no es persona, se pude amar a la madre naturaleza , y contarle nuestras
cosas, algunas veces hasta resuelve nuestras dudas o al menos permite que
entremos en ese estado medio onírico que llamamos reflexión, en definitiva un
día de esos, paseaba por la playa y todo me parecía sumamente complejo como los
números que se convierten en puentes o en casas como las fórmulas que hacen que
la vida transcurra entre suspiros de deseos y caminos de ignorancias como los
colores que se transforman en cuadros o como tu cuerpo que se trasforma en mi
deseo.
El límite del tiempo
dividido por la mitad de tu sonrisa,
es igual al cuadrado de tu ausencia,
y el resultado de tus besos,
es inversamente proporcional
al doble de tu mirada.
Si multiplicamos tu deseo
por la constante de tus días,
obtendremos un valor al que
restamos la indiferencia de los mundos.
Y el resultado exacto de tu vida,
es la suma de la raíz cuadrada
de tus hechos elevados a la máxima potencia.
La derivada del amor es incompleta.
Y la incógnita se resuelve con un te quiero.
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